Después de haber vivido semejante encuentro con esta entidad muchas cosas en mi vida cambiaron, para esa fecha estaba convencido de haber tenido un encuentro cercano con un ser extraterrestre y no entendía muy bien lo que me pasaba.
Las cosas empezaron a ir mal, el trabajo, el amor, todo parecía tener una marcada tendencia a irse al carajo. Sentía una especie de angustia que no sabia de donde venia, hasta que me diagnosticaron un cuadro depresivo, esto duró aproximadamente 6 o 7 meses según mis cálculos. Los medicamentos me tranquilizaron y comencé a ver de nuevo la luz. Así fue que renuncié a mi trabajo y con nuevas fuerzas me lancé a la aventura de encontrar uno nuevo, que por cierto conservo hasta el día de hoy.
Mi vida transcurrió de manera «normal» durante aproximadamente 1 año. Comencé a leer y a buscar información sobre ovnis tratando de encontrar las respuestas que mi mente necesitaba. Aprendí mucho y ahora se que nada fue casualidad, ese conocimiento me sirvió para realizar una serie de entrevistas a ese ser que en ese entonces pensaba era un alienígena. Lo reconozco, leía hasta altas horas de la noche pero una extraña fuerza impedía que me agotara fácilmente. Pasaban por mis manos 4 o 5 libros por mes y no era barato leer tanto.
Hasta que un día llegó a mi bandeja de entrada de Hotmail un enigmático correo el texto es el siguiente:
Estimado César:
Ve a tu parcela en las afueras de la ciudad, próximo sábado atento hacia el este en el cielo a las 03:11.
Iris.
Estuve a punto de borrar el correo inmediatamente porque la primera idea que se me vino a la cabeza fue que todo esto era una broma de algún conocido que buscaba burlarse de mí debido a mi afición por el tema ovni. No tenía pensado ir a la parcela ese fin de semana.
Sin embargo aquel sábado estábamos bebiendo y fumando un grupo de amigos alrededor de una fogata en mi parcela y mientras se acercaba la hora mi corazón latía cada vez más rápido con la secreta esperanza que algo sucediera. Llegó la hora y nada pasó. Eran las 03:12 minutos y miraba disimuladamente el cielo ya que alguno de los presentes me podía estar gastando una broma y no quería que me viera mirando al cielo como un estúpido. Un minutos más tarde era mi intención mirar por última vez, cerrar el tema y asumir que era un tonto de manera que eleve mi vista al cielo y se veían 3 luces.
Inmediatamente le dije a los demás que miraran las luces, estábamos todos sorprendidos pero sin duda yo mucho más, ya que ellos ignoraban completamente lo del correo electrónico. Estuvieron suspendidas 2 o 3 minutos luego desaparecieron.
Esa noche nadie durmió.
En mi cabeza comenzó a resonar una y otra vez esa frase que me había dicho esa criatura «volveremos a vernos». Entendí que había cumplido su promesa, y que las luces en el cielo eran una forma de agradecimiento a la ayuda prestada, pero el tiempo me demostró lo equivocado que estaba. Ya les contaré por qué.
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